sábado, 22 de diciembre de 2012

FERIA DE MINIATURAS EN SANTANDER

Ante todo, quiero agradecer la oportunidad que hemos tenido de asistir a la feria como vendedoras gracias a Cristina Colás Mosquera, que organizó la primera feria de miniaturas en Santander. 
Para mí fue una grata experiencia. He conocido a mucha gente, tod@s encantadores con los que espero mantener el contacto.
También pondré un poco al día el blog, y pondré enlaces de los blogs de toda la gente que he conocido.
De momento aquí os pongo unas fotos de la feria.


Un saludo









domingo, 12 de agosto de 2012

EL DORMITORIO PRINCIPAL



El dormitorio es una de las estancias más antiguas de las casas, pues ya los egipcios, hace cinco mil años, amueblaban con gran esmero las habitaciones privadas destinadas al descanso. En la época victoriana, el dormitorio de los señores de la casa se instalaba en el primer piso, la planta noble, y se decoraba con un gran sentido del gusto, la intimidad y el confort. Era la habitación más personal, la más intima, y algunos de sus muebles, en especial la cama, donde nacían los hijos, pasaban de generación en generación como uno de los más queridos tesoros de la familia.


Para un decorador o una ama de casa victorianos, el ambiente de un dormitorio tenía que obedecer a dos criterios fundamentales; tenía que ser un espacio claro y luminoso y cumplir con los preceptos de la higiene, recién descubierta en aquella época. A mediados del siglo se pusieron de moda los revestimientos románticos de suave y alegre colorido. Entre los espesos cortinajes de terciopelo alegraban las ventanas delicados visillos de encaje irlandés o de batista, que permitían a las muchachas en edad de merecer atisbar a sus pretendientes en la calle sin ser vistas. Lujosos o sencillos, los muebles eran de buena calidad. 


La mesita velador  era uno de los muebles que nunca faltaban en el dormitorio victoriano. En efecto, a muchas damas les encantaba tomar un café antes de iniciar su toilette; luego bajaban al comedor para tomar con su familia un copioso desayuno.


Los europeos de la época victoriana buscaban los más variados estilos para sus muebles, pero en lo que respecta a su cama, tenía que ser, sobre todas las cosas, recia, grande y cómoda y hecha para durar. Los colchones, de buena lana, se sacudían con varas para que no se hicieran nudos, y las sábanas eran de pesado lino y las muchachas las bordaban para su ajuar de novia.
La cama de latón con barrotes, airosa y ligera, era ideal para los dormitorios de las muchachas.


El calientacamas solía ser de cobre, con el mango de madera; el fondo del recipiente se llenaba con brasas ardientes, se cerraba y, una vez la cama estaba hecha, se pasaba por entre las sábanas para que cogieran calor.


En la época victoriana, las mesillas de noche comenzaron a fabricarse a juego con la cama y el armario, es decir, en el estilo general del mobiliario; pero antiguamente eran elementos que se trasladaban según las necesidades del propietario y no tenían un lugar propio.


Los armarios, que también en dicho siglo habían iniciado su auge como mueble de gran estilo, se desarrollaron en la era victoriana, creándose  modelos magníficos, de maderas nobles muy bien trabajadas y, hacia el final del siglo XIX , con grandes espejos de cuerpo entero incorporado en las puertas.


Marco ovalado típico victoriano. Al inventarse la fotografía a finales del siglo, los retratos de las personas más queridas se preferían a otro tipo de pinturas.


(Referencia, fascículos 2, 30 y 37 de Casa de Muñecas)








domingo, 22 de julio de 2012

EL CUARTO DE BAÑO



A pesar del espacio del que se disponía en las grandes mansiones victorianas, el cuarto de baño no existió como estancia independiente hasta la década de 1860, y aún entonces era exclusivo de personas consideradas un tanto excéntricas, porque defendían la limpieza corporal. En efecto, se creía que bañarse era pecaminoso, sobre todo para las mujeres; la gente, por lo general, se limitaba a lavarse la cara y las manos por las mañanas y sólo muy de tarde en tarde se instalaba una tina de zinc con agua caliente en el dormitorio para proceder a una limpieza más completa. 

Así pues, el cuarto de baño es el más moderno de los equipamentos domésticos, el último en incorporarse plenamente a las viviendas, y hasta bien entrado el siglo XX, y en ciudades como Londres o París, todavía los vecinos de un mismo rellano compartían un baño común.




Los fabricantes de sanitarios del siglo XIX no tardaron en llegar a la conclusión de que la porcelana era el mejor material para la fabricación de estos muebles de cuarto de baño.
Los modelos más antiguos que se fabricaron estaban revestidos de madera y se consideraban el colmo del confort y eran enormemente populares.




Los water - closed nombre con el que hoy se conocen estas piezas, reciben el nombre del hecho de que, en las grandes casas victorianas, se instalaban en una habitación especial cerrada y no en el propio cuarto de baño. Así se preservaba la intimidad de la mejor manera.

(Referencia Casa de Muñecas,  fascículos 8 y 32).






domingo, 8 de julio de 2012

DESPACHO


En la época victoriana, la vida social era muy intensa, pero, al no disponer de teléfono ni los medios modernos de comunicación, las transacciones necesarias para cumplimentar todos los aspectos de las relaciones públicas de las familias se llevaban a cabo por medio de la correspondencia.
Así, mientras que las damas, desde sus escritorios, contestaban las invitaciones y se ocupaban de lo relacionado con sus hijos, los caballeros desde sus despachos, controlaban las cuentas de su casa y sus relaciones personales de negocios.


Los caballeros de la época victoriana disponían de sus despachos como de un ambiente muy privado en el que las damas no tenían lugar. los muebles eran recios e imponentes, hechos para durar, y las paredes se decoraban con papeles o pinturas de tonos apagados, muy clásicos. En el despacho no sólo se guardaban los documentos de la familia, sino también las posesiones personales más preciadas del dueño de la casa, como las pipas, el gramófono y la biblioteca.







(Referencia fascículo 5 de Casa de Muñecas)

sábado, 7 de julio de 2012

Época Victoriana


EL ÁRBOL DE NAVIDAD




El primer mercadillo de árboles de Navidad conocido apareció en 1531 en una calle de Estrasburgo. Estaban decorados con rosas de papel, manzanas, golosinas y hojas cortadas de metal dorado.
El príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria nació en Alemania y se dice que fué él quién introdujo la costumbre del árbol de Navidad en Reino Unido.






DECORACIÓN VICTORIANA

Las navidades victorianas se centraban en el hogar y la familia. Al principio las decoraciones se basaban en frutas y nueces, dulces caseros y recortes en papeles brillantes. En el semanario del año 1850, Household Words, Dickens describe un árbol de su época:
Tenía muñecas de pómulos rosados, relojes reales, brujas sobre anillos encantados de caramelo para predecir fortunas, había dedales, botellas de esencias, felicitaciones, ramilletes de flores, frutas de verdad envueltas con adornos dorados y envoltorios de láminas de oro con forma de manzanas, peras y nueces, que contenían mil sorpresas.
En la segunda mitad de 1800 se importaban los adornos de Alemania. Muñecas diminutas, animales de juguete, bolas de navidad , campanas y estrellas doradas y plateadas y elaborados adornos de cristal. Estaban de moda las cintas y los cuadros escoceses. Las bolas de navidad aparecen a finales del siglo XIX.
A finales de este siglo los victorianos preparaban los regalos debajo del árbol. Los metían en cajas y envolvían con papel marrón. Podían ser objetos de plata, ropa cosida y bordada a mano, bolsos de fiesta, relojes de bolsillo...
Los niños esperaban sus soldados de madera, muñecas de porcelana, autómatas, granjas, casas de muñecas...




(Referencia revista Miniaturas nº 67)

domingo, 1 de julio de 2012

 EL SALÓN-COMEDOR


Hasta 1860, en las residencias victorianas de familias bienestantes no se destinaba una estancia especial a las funciones de comedor, sino que éste y el salón solían compartir un mismo espacio. Era una estancia que se decoraba con menos fantasía que, por ejemplo, el boudoir de la señora de la casa; se trataba, por el contrario, de un ámbito muy formalista, pues allí se recibía a los invitados de mayor rango y compromiso. Para la decoración del salón siempre se reservaban las mejores maderas, los revestimientos murales más caros, los cortinajes más bellos y los pavimentos más ricos.


El salón adquirió cada vez mayor importancia en las casas, pues la sociedad victoriana adoraba las fiestas y recepciones y, además, recibir en la propia residencia; así pues, exhibía en su salón sus más preciadas pertenencias, como, por ejemplo, las vajillas de porcelana o las piezas de plata para el servicio de la mesa, puesto que era señal de riqueza y estatus social.













lunes, 25 de junio de 2012

Lo bueno que tiene esto de las miniaturas, es que puedes hacer lo que quieras, con un poco de paciencia y dentro de las habilidades que tengas, aunque yo he aprendido que quien se propone algo, al final lo consigue.
Se puede representar una época, una película, escenas llenas de fantasía, los sueños de alguien especial a quien se lo quieras regalar...
Yo he hecho un poco de todo, y os lo iré enseñando poco a poco.

En mis casas represento la época victoriana y la navidad y os iré contando poco a poco como eran las casas victorianas y las costumbres de aquella época.

ÉPOCA VICTORIANA



LA COCINA

En las casas victorianas, la cocina solía estar en la planta baja; pero si la vivienda se encontraba en una calle o una plaza de una ciudad grande, se instalaba en los sótanos, junto a dependencias como el comedor del servicio, las despensas...
La cocina tenía salida independiente a la calle, así los proveedores podían acudir a cualquier hora del día a servir los pedidos, sin molestar a los señores de la casa.
La cocina de la casa era el verdadero corazón de la casa, desde donde se establecía el funcionamiento de todo el servicio. A principios del siglo XIX, las cocinas eran lugares oscuros y un tanto insalubres, pero pronto se convirtieron en estancias amplias y limpias. La gran cocina económica se llenaba de leña y de carbón y se mantenía encendida durante todo el día, pues costaba mucho ponerla en marcha. Eran de hierro con las puertas y las agarraderas de latón, que las mozas de la cocina mantenían muy brillantes.
Entre los muebles con los que se equipaba una cocina estaban las fresqueras y neveras, fregaderos, mesas, cocinas económicas y especieros.

(Referencia Casa de Muñecas, fascículo 3)